( Breathing en inglés)
Como primer medida debemos saber si la persona respira o no respira.
¿Cómo lo hacemos?
1) Miramos. 2) Escuchamos y 3) Sentimos, durante 5 a 10 segundos.
1. Miramos el pecho para ver si se observan movimientos de la caja torácica, recordando que la inspiración se produce porque el tórax se agranda expandiéndose y en todas direcciones, creando el vacío que aspira el aire hacia adentro de los Pulmones.
2. Escuchamos, acercando nuestro oído a la nariz de la persona inconsciente, para percibir el sonido que produce esa misma corriente de aire.
3. Sentimos, acercando nuestra mejilla a la nariz de la persona inconsciente, para percibir la corriente de aire que entra y sale por la nariz de la misma.
Si vemos Movimientos del tórax, si Escuchamos y si Sentimos la corriente de aire que entra y sale por la nariz o por la boca de la persona, pasamos al paso C. Si nada de esto ocurre diagnosticamos PARO RESPIRATORIO y debemos iniciar la ventilación artificial con la respiración boca a boca.
Esto sirve porque el aire que espiramos tiene todavía suficiente Oxígeno para sostener la vida y muchas veces la víctima ha dejado de respirar porque tenía obstruida la Vía Aérea y el Oxígeno no llegaba a los Pulmones y al Cerebro a pesar de los esfuerzos.
En el Sistema Nervioso Central tenemos una zona que controla la respiración y por eso lo llamamos Centro Respiratorio. Este Centro deja de funcionar cuando no le llega Oxígeno porque está constituido por células nerviosas que necesitan del Oxígeno, como vimos anteriormente. Por eso la persona, que no puede mantener su Vía Aérea permeable debido a su inconsciencia, llega al paro respiratorio. Por eso debemos actuar rápidamente, después de liberar la Vía Aérea. A veces, unas pocas insuflaciones logran reiniciar la respiración espontánea, si todavía el Corazón no ha dejado de funcionar.
¿Cómo se hace la respiración boca a boca?
Con los dedos de una mano, que apoyamos sobre la frente de la víctima para mantener extendida la cabeza y libre la Vía Aérea, ocluimos los orificios de la nariz.
Con nuestra boca abierta, abarcamos con nuestros labios la boca abierta de la persona inconsciente y, manteniendo un cierre hermético, soplamos o insuflamos, hasta ver que el tórax se expande o que la pared anterior del mismo se eleva. Esta insuflación no debe ser hecha con fuerza porque el riesgo de inflar el estómago es grande y no debe durar más que un segundo. Sólo se debe observar que la pared del tórax empieza a moverse.
Luego nos separamos para dejar salir el aire durante 1 segundo y para luego repetir una segunda insuflación similar.
Después de haber efectuado dos insuflaciones y si la persona permanece inconsciente o no tiene ningún tipo de reacción, pasamos al paso C.
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